Liszt concibió las Rapsodias húngaras como una suerte de épica nacional. Compuso la primera en 1846 a la edad de 35 años y la última a la edad de 74 años. La mayoría de estas piezas están en la forma seccional lento-rápido de la danza gitana conocida como Czarda. A pesar de la actual popularidad de la colección, encontramos las mismas contradicciones de origen y propósito, el mismo contraste entre el músico serio y el exhibicionismo virtuoso, que hicieron de Liszt mismo un personaje tan fascinante. No hay duda que Liszt era un devoto de su país, pero era un húngaro más por entusiasmo que por herencia étnica. Apenas podía hablar el idioma, ya que el húngaro venía después del alemán y el francés. Salió de su provincia natal a la edad de 9 años en busca de ciudades más cosmopolitas como Viena y París. Cuando regresó dos décadas después era un héroe internacional con la necesidad de identidad nacional, que sería adquirida mediante el particular lenguaje musical de las Rapsodias húngaras.

La segunda rapsodia es la más conocida de las veinte. Comienza grandilocuente y heroica. En un punto, Liszt recrea en el piano el sonido del címbalo, en otro momento sugiere el brillante ímpetu del violín gitano. Liszt escribió sobre la elección del título:

Con la palabra Rapsodia la intención ha sido designar el fantástico elemento épico que considero tiene la música (…) el calificativo “húngaro” se debe a mi sentimiento de que no sería justo separar en el futuro aquello que nunca estuvo separado en el pasado. El nómada Zygani, aunque disperso en diversos países y cultivando su música en otros sitios, nunca confirió igual valor a estos logros en el extranjero que a aquello que conseguía en suelo húngaro.

Según los musicólogos la quinta rapsodia es un arreglo libre de una danza húngara de Jozsef Kossovits (activo como compositor alrededor de 1800). Esta “heroica elegía” (así subtitulada en la edición) es distinta de las demás rapsodias. Los temas, que recuerdan la Marcha fúnebre de Chopin (Trio) y el Estudio revolucionario, sugieren que el sujeto de la elegía fue el genio polaco, querido amigo de Liszt, que murió en 1849.